lunes, noviembre 13, 2006

Hemos creado un monstruo

Teníamos años detrás de Pocho para que retomara la música. Hace casi 4 años que vendió sus guitarras y equipos y se dedicó a los negocios. Pero cada vez que lo veíamos solo, sufriendo de nostalgia, medio tristón, las niñas y yo insistíamos en que tenía que volver a tocar. Hasta ahora habíamos logrado que se comprara una guitarra, un amplificadorcito y que tocara de vez en cuando en casa de Franklin.

También teníamos años con la cantaleta de que aprendiera a usar la computadora porque hoy en día una persona que no le entre a la informática se puede considerar un poco menos que analfabeta. Hasta ahora habíamos logrado que aprendiera a prenderla, entrar a internet y se distrajera por un buen rato viendo apartamentos para la venta en Venezuela.

Sin embargo, hace poco sucedió algo que no sabemos muy bien como pasó. El asunto es que se compró otra guitarra, un "pro tool" con el que puede grabar en casa, micrófonos, aparatos varios, instaló la batería de Loriel y se dedicó a componer. Además, alentado o más bien encompinchado con su viejo amigo y baterista, Gerardo Ubieda, decidió grabar un disco. Excelente noticia para todos nosotros.

Hoy, un mes después. Pocho se ha convertido en otro ser. Ya la computadora no es de Victoria, ni siquiera de la casa, es de su "estudio". El escritorio ya no tiene rastros de papeles, tareas o cuentas por pagar, ahora es una "consola" de grabación. Desde que se levanta prende la computadora y empieza la sesión y a menos de que tenga que salir a hacer las compras del negocio, comer, ir al baño o dormir, está ahí, componiendo, grabando maquetas o escuchando música.

Por el nuevo "estudio" (que por cierto, está al lado de mi cuarto) ha pasado cualquier cantidad de amigos. A todos los ha puesto a hacer algo: escuchar, opinar, tocar, enseñarle a operar el programa. Ya hasta ha logrado contagiar a Luis y Fernando, que hace poco sólo tocaban el timbre y ahora son percusionistas del dúo Topo y Rolito. Lo último es que va a empezar a cantar y por supuesto, me toca hacer las letras de las canciones.

Y la pobre Phoebe... parece hija de padres divorciados que tiene que escoger si está con mamá o está con papá. A ella le choca que le cierren las puertas pero a mi no me queda otra para tratar de escuchar mis pensamientos, entonces podemos pasar 10 minutos con la perra atravesada en la puerta decidiendo si entra o sale. De paso, hay días en que Pocho amanece más contento todavía y la para en dos patas para bailar.

Señores, ¡esto se lo llevó quien lo trajo!!!

Gracias a Dios que estoy trabajando y tengo que salir porque me da la impresión de que si no fuera así, ya la euforia de Pocho me tendría al borde del suicidio (o del asesinato).

De todas maneras estamos felices con nuestro pequeño monstruo.

2 Comments:

At 12:39 a. m., Blogger alegoria said...

Oye, no te quejes. Cada quien con sus mundos creativos. Pocho toca, compone y se abstrae en la música.
Y tú, hablas como poseida por varios personajes. Eres la buena, la villana, la niña...Los psicólogos llaman a eso transtorno de personalidad.
El que este libre, que tire la primera piedra.

 
At 10:51 a. m., Anonymous Anónimo said...

ya entiendo por qué se la pasan de fiesta en fiesta :)
besitos,

 

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