miércoles, agosto 09, 2006

Una semana muy especial

Por fin entregué mi portafolios. A mi me gustó la experiencia y el resultado. No es que esté satisfecha. Hubiese querido tener más tiempo para saborear las historias y los personajes, pero eso pasa. siempre hay un momento para terminar e infinidad de posibilidades para hacerlo, igual que en la vida.

Rosa se vino a mi casa por una semana para teminar su trabajo antes de irse a España. A ratos trabajaba cada una en su cuarto, a ratos nos íbamos las dos al patio, otras veces ni nos veíamos. En todo caso, entre tecleada y tecleada, nos tomamos unos ratos de descanso para despejar la mente.

El miércoles, después que llegué del trabajo, nos fuimos a la playa a cenar para despedir a Montserrat que se iba a Zurich. La pasmos rico, el clima delicioso y la comida sabrosita. Después de la sobre mesa, dimos una buena caminata, como solemos hacer cada vez que comemos en la playa.

El jueves si nos quedamos juiciositas en casa. Sólo salimos un rato en la noche a pasear a Phoebe. Pero el viernes tenía un brindis al que no podía faltar. Era una reunión con el equipo de la película Cercanía y la amistad que quedó de esa experiencia ha sido tan bella, que cada vez que hay una oportunidad de vernos, lo hacemos con mucho gusto.

Carlos Cruz y su esposa Clarita








Aquí estoy con Ileana García, Grettel Trujillo y Gilberto Reyes







Manuel Camejo









José Ramón Pérez y Rolando Díaz









Con Edgar Suárez e Ileana









Con Jorge "Tuti" Abello









José Antonio Évora y Grettel Trujillo









Rosa Diego, Antonieta Goncalvez, Pocho, Renato Lombardi y Olguita







El sábado hicimos otra pequeña parada. Era el cumpleaños de mi amiguita, Antonieta. Fuimos a su casa un rato a picar una torta. Como dice la canción "tus más íntimos amigos" Creo que el centro de la conversación esta vez se la llevó la comida argentina. A Laura, David y Pocho de repente les dio especie de nostalgia gastronómica colectiva y contagiaron a todos los demás.

El domingo, lamentablemente le volví a quedar mal a Gilberto Reyes. De verdad quiero ir a ver Palabras Encadenadas, pero el deber me tuvo pegada a la silla todo el día. Este fin de semana, creo que si voy.

El lunes, como siempre, a pesar de que uno cree que todo está listo, empieza la revisadera y a cambiar por aquí y por allá, hasta que el reloj avisa que ya es hora. Entregamos todos y luego nos vinimos a la casa: Rosa, Max, Mercy, Héctor y yo. Una rica parrilla con un vinito para cerrar una semana de mucha tensión y emoción.