domingo, julio 16, 2006

Retroceso a la adolescencia

El viernes me reuní con un grupo de compañeros del taller para hacer un poco de vida social, porque no se puede vivir de puras tareas. Nos encontramos en uno de los sitios clásicos de South Beach, Segafredo. Yo pensé que iba a ir más gente, pero los que fuimos nos divertimos bastante, especialmente porque a estas alturas de la vida, el tema principal fue quienes eran los consentidos del salón, las apuestas de quienes clasifican para la siguiente ronda y la clásica de los profesores y sus evaluaciones. Claro que hicimos el intento de hablar de cosas serias como corresponde a los adultos, pero era demasiado divertido el regreso a la adolescencia.

A mi se me quedó mi cámara, pero habían varias en la mesa y pedí que me las mandaran. Sin embargo, el único que me ha cumplido, tres días después, es Héctor, el consentido. Fueron tomadas con su celular, así que las de la noche no son de las mejores. Tampoco hay ninguna buena donde salga Ana María. Pero se le agradece.




Este es el dúo de Héctor que es argentino y Diego, colombiano. Un par de temer. El man y el pibe tienen un sentido del humor bien negro.





Este trío son los representantes de nuestra hemana República de Colombia: Elsa, Diego y Kim
















Rosa de España y Mercedes de México











Aquí aparezco con Max, otro argentino y Montse, mejor conocida como la española que vive en Suiza.
















Luego salimos a caminar como turistas por toda Lincoln Road, llegamos hasta la playa, nos quedamos un rato viendo la luna llena y nos regresamos.

Esa es una de las tonterías que me fascinan de Miami. Una simple caminata hasta la playa en la noche.



El domingo fuimos a ver A 2,50 la Cuba Libre. Esa obra la vi hace como 20 años en Venezuela pero Betsabé me recomendó este montaje. mientras buscaba los datos para ir me encontré con la sorpresa de que la dirigía nuestro porfesor, Roberto Stopello. Tan bello, nos consiguió un descuento del 50% y nos lanzamos para allá. Es una obra super complicada porque se desarrolla dentro de un bar sin separación entre el público y los actores y es dificilísimo no perder la concentración, especialmente cuando el público puede participar o se topa uno con ridículos como el borracho que estaba a la entrada hablando a todo volúmen con la mujer sin respetar el trabajo de las actrices y el interés de los demás. De todas maneras fue otra velada divina.

Al final recordé que esta vez si había llevado mi cámara y nos tomamos una foto en la entrada del bar. La idea era posar como la "chicas" del cartel con Héctor en el medio como nuestro "pimp" pero el fotógrafo creo que pasó más tiempo peleando con el sol que enfocando la vaina como es. Pero en fin, ahí está

1 Comments:

At 11:00 a. m., Blogger alegoria said...

Pues si, para que negarlo, regresar a la adolescencia cuando una es toda una adulta, es un puntazo. Máxime, si se tiene en cuenta que los años te despojan de las vergüenzas de la adolescencia.
Quede constancia de que me reservo mis derechos de imágen de estas fotos.

 

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