Las cronicas en el blog

Normalmente no monto en el blog lo que voy a publicar, hasta que no ha pasado un tiempo. Pero lo que mandé hoy al periódico El Venezolano, donde mantengo una columna semanal, está inspirado justamente en este mundo de la blogósfera. Así que aquí lo cuelgo para mis panas.
_______________________________________________________________________________________________

REGADAS POR AHÍ.

No sólo de hombres hablan las mujeres. Eso lo dicen algunos vanidosos que juran que nosotras no pensamos en otra cosa que no sea ellos. Si hablamos de ellos, pero no exclusivamente. A nosotras nos encanta hablar de nuestras carreras, de nuestros hijos, de la moda, de dinero, de política, de lo que sentimos, de lo que pasa en la ciudad, de cine, de… de cualquier cosa, pues. Lo que si es un hecho irrefutable es que tenemos una necesidad cromosómica de expresarnos y de intercambiar puntos de vista. Por eso cuando empaqué mis corotos y me vine, estaba conciente de que iba a extrañar a mis amigas.

Claro ya no estamos en la época de que aquella comiquita de Marco, el italianito que vivía al pie de la montaña y se levantaba temprano a ayudar a su buena mamá (hasta el día que ésta se fue a Argentina y el niño no la vio más), o de mi bisabuelo Pepino que se montó en un barco, se bajó en La Guaira y después de un terremoto en Sicilia, más nunca supo de su familia. Ahora uno se mantiene en contacto por teléfono, por correo electrónico y algunos viajamos de vez en cuando. También se puede sentar uno de vez en cuando frente a la computadora y chatear o conversar a través de la web cam. Pero, igual, uno necesita encontrar la forma de contarle a otras, desde pendejadas hasta los cambios más profundos que ocurren en nuestras vidas.

Un día Salvador me contó que él le echaba los cuentos a la familia, a través de una página web personal, pero el asunto me parecía demasiado engorroso para mi. Sin embargo, un día entré y curioseando por aquí y por allá fui a tener al mundo maravilloso de la blogósfera. Los blogs son unas páginas virtuales que la gente usa para hablar de lo que le da la gana. Como son fáciles de armar y mantener, no se necesita de especialistas, ni hay que pagar como en el caso de las páginas web, uno se puede dar el lujo de hablar de lo que le sea. Yo comencé a llevarlo como una forma de echarle los cuentos a todos de una vez. Así que pasé de las cartas colectivas vía email, al blog. La ventaja adicional, es que uno le monta fotos, se puede hacer enlaces con otras páginas, se pueden agregar comentarios y está abierto al público. Entonces mi blog se ha convertido en una fuente de nuevos amigos. Ahora no sólo comparto con mis viejas amigas, que son más fieles que perro de rancho, sino también con una cantidad de venezolanas que andan regadas por el mundo.

Eso es buenísimo, porque ahora no sólo converso unidireccionalmente de lo que significa vivir en el extranjero, sino que tengo versiones de las que viven en Nueva York, en Londres, en Canadá, en España y respuestas de otras que están en Venezuela, pero tienen amigas afuera.

A ninguna la he visto en persona, aunque casi todas tienen fotos en su diario, pero por momentos nos sentimos como si fuéramos familia. Cada cierto tiempo me paseo por el diario de Nostalgia, que, según ella, se la pasa llorando como una gafa por los rincones; o por el de Vicky que nos mantiene al día las novedades culturales, gastronómicas y sociales de Manhattan. A veces me asomo a ver como va el embarazo de Beetle en Londres, el crecimiento de la hija inglesa de Adriana o las adaptación de las hijas de Jacqui en Canadá o cómo le va a Cinthya en su adaptación a Miami. Casi todas publican cuestionarios con los datos más simples, pero descriptivos de su personalidad, como los sitios donde han vivido, los trabajos que han tenido, lo que coleccionan, las películas preferidas, los libros que leen, lo que hace que uno se identifique más.

Nos reímos de las metidas de pata y de las locuras de los lugareños. Nos alegramos cuando alguna cuenta que tiene visita, cuando alguien lleva Torontos, trajes de baño, Sorbeticos, Cocossettes, cuando llegan las mamás que cocinan y malcrían a los nietos. Nos solidarizamos cuando alguna atraviesa por problemas y de vez en cuando hablamos de posibles encuentros.

Mientras desde Venezuela Consuelo, Naky, la Gata que Ladra y otra blogueras, nos mantienen conectadas al día a día de nuestro país y recordándonos los olores, sabores y dichos

Así que las venezolanas andamos regadas por el mundo, conectadas por Internet. Viviendo realidades distintas pero con el pabellón en el corazón y hablando... hasta de la inmortalidad del cangrejo. Porque no sólo de hombres hablamos las mujeres.