De vuelta a la blogósfera
Mi vida no será nada del otro mundo, pero seguro nos dará de que hablar
Domingo a mediodía. La familia está reunida en el jardín después del "brunch" dominguero.
Como dice la canción... no estaba muerto, estaba de parranda!!!
Cada cierto tiempo nos vamos a algún lugar de la ciudad y transmitimos desde allí los programas de Unión Radio Miami. Esta vez la remota fue en el restaurant Brasseros del Doral, mejor conocido como Doralzuela.
¡He dicho! Que conciertazo el de The Police. Yo que formo parte de la generación de los mega concierto y las súper estrellas, les puedo decir que éste ha sido uno de los que valen la pena.
¡Que angustia, Dios mío! Hoy me he dado cuenta que estoy obsesionada con mi teléfono. No es que sea adicta a interminables conversas telefónicas. Para nada. Lo que pasa es que se ha convertido en un instrumento básico de trabajo. Más que básico escencial.
Yo siempre he tenido tendencia conservacionista. Desde pequeña en mi casa me enseñaron a ahorrar electricidad. Recuerdo a mi mamá detrás de nosotras: ¡Apaguen las luces que esta no es la casa de los Wollmer! (que eran los dueños de la compañía de electricidad). Mi abuelo Pelón, padre de mi padre, era un típo adelantado a su época. Cuando éramos pequeñas, nos hablaba de todos estos temas que hoy están en boga. Nos hablaba de la importancia de estar en armonía con la naturaleza, de no desperdiciar el agua, de respirar adecuadamente, de hacer tiempo para meditar, en fin, la mayoría de los mensajes que ahora se lanzan en forma de SOS para tratar de rescatar el planeta y hasta nuestra propia salud, formaron parte de mi crianza.