domingo, enero 29, 2006

Mis afectos

Para mi no es tan fácil ir ni dejar de ir. Son cantidades de emociones encontradas entre los que están la ricura de verme rodeada de gente que quiero y la impotencia por no poder evitar el deterioro del país. A veces me muero por volver a vivir allá, otras, necesito alejarme desesperadamente. Pero hoy quiero dedicar la página a mis afectos.

Esta es Alejandra, hija de Irene y Javier. Nació el 18 de octubre pasado, día de mi cumpleaños










Aquí estoy con Marisol, Leonardo, Annelie y el cubano en el cumpleaños de Sylvia











Con Sumito, amigo de mi infancia










Camila y Rolando, mis sobrinos más pequeños










Mi hermana Mónica con sus hijos, Verónica y Daniel









Con mi mamá, mi papá, Mónica y mi otra hermana, Claudia










Con primos y tías. Estabamos visitando a Carolina que vino de España con su bebé de dos meses. Alex es español, hijo de una venezolana y un islandés ¿qué tal?











Preparando el tradicional sancocho dominguero de mi papá.









En casa de Annelie con Leonardo, Pocho, Darío (mi hijastro) y Salvador













Con Leonor, Iva, Annelie y Jaione

jueves, enero 19, 2006

El puente se va a caer


Es insólito que en un país con el ingreso per cápita de Venezuela y con una infraestructura monumental como la que tuvo hace unas décadas atrás, esté a punto de quedar incomunicado por el deterioro de sus vías terrestres. El puente que comunica al puerto de entrada al país (marítimo y aéreo) con su capital está a punto de caerse. Lo que fue la segunda maravilla de la ingeniería en América, después del canal de Panamá, está a punto de caerse. Lo peor es que no es algo que nos tomó por sorpresa. Ya se sabía que no era para toda la vida. Lo dijeron los ingenieros que lo diseñaron, lo han dicho cíclicamente todos los ingenieros que tienen alguna responsabilidad en ello. Pero nadie ha hecho caso. Si algo nos sirve de consuelo es que no ocurrió una tragedia. Con la cantidad de tráfico diario que pasa el viaducto, es un milagro que lo hayan cerrado antes de se cayera con la gente y todo.

Todavía falta sacar las cuentas. Cuánto costará construir una vía alterna, cuánta gente perdera su trabajo o sus clases, cuántas horas pasaremos tratando de llegar a Caracas o al litoral, cuánto aumentará el costo de los productos importados que llegan por La Guaira. Son muchos números, muchas vidas afectadas por la desidia de los gobernantes que teniendo la obligación y los medios, dejan las cosas importantes para más tarde. Estas son las cosas que me duelen de mi país. Cosas que opacan mi alegría de regresar a ver a mis amigos y mi familia. Esto es sólo una muestra de lo que hace tan difícil mi relación con ese país que tanto quiero.

martes, enero 17, 2006

Encuentros de viejos amigos

Aquí estoy otra vez. Estaba algo perdida con mucho que contar pero con poco tiempo para escribir. Suele suceder.
El sábado pasado tuvimos la primera reunión del año del grupo de la universidad que vivimos acá. En realidad era un grupo mucho más amplio, pero con el tiempo hemos quedado los que nos hemos hecho más amigos. Es divertido que después de tantos años te reencuentres con gente con la que compartiste parte de tu vida cuando eras otra persona (porque definitivamente uno cambia con la edad) y te das cuenta que todavía se puede ser buenos amigos. Eso nos ha pasado, así que estando fuera del país hemos decidido buscar excusas para vernos y así evitar que la rutina nos coma la vida social.


La excusa de esta ocasión fue que no pudimos recibir el año juntos, que Moira cumplió años sin nosotros y Eduardo nos iba a cantar un set de dos canciones de su CD. Extrañamos a Tato y Yismar que necesitaban algo de privacidad??? y a Eduardo Pardo a quien le salió un trabajo a última hora.


Como siempre, quedan cuentos para recordar hasta el próximo encuentro. Esta vez a Betsabé la multaron por venir a exceso de velocidad, Eduardo además de cantar actuó y bailó con Julie, Leo serenateó a Moira por su cumpleaños. Aquí van algunas fotos del grupo y otros invitados que sumamos esa noche.





viernes, enero 06, 2006

Año nuevo ¿vida nueva?

Eso espero. No porque me queje de mi vida, sino por que me gusta variar. Eso de pasar la vida haciendo lo mismo en el mismo sitio donde naci, me aburre. Sin embargo, todavía no ha pasado una semana de este año, todavía tengo sobras de la cena de año nuevo y ya las cosas comenzaron a tomar aspecto de rutina. Ya mis hijas regresaron de sus vacaciones, ya dejaron las maletas en medio de la sala. Ya estoy trabajando de nuevo, en fin, de nuevo a la cotidianidad. Pero eso será por poco tiempo, porque uno de mis resoluciones de año nuevo es la de llevar a cabo, al menos dos de los proyectos que tengo rondando en la cabeza hace algún tiempo y yo suelo cumplir mis resoluciones, con execpción, por supuesto de una fija: este año si adelgazo.

domingo, enero 01, 2006

Primer dia de año



A mi me encantan los ciclos. Me gusta sentir que las cosas tienen pricipio y final y uno de mis ciclos preferidos son los años. Cada vez que cumplo años o se termina un año calendario, me da por ponerme analítica, feliz y sentimental. Reviso, planeo, me preparo, me propongo metas, practico rituales. Para cada ocasión, una forma de celebrar.

Ayer, para finalizar el año me dio por cocinar platos típicos de mi país para compartir con todo el que quisiera venir a mi casa. Supongo que tiene que ver con mi afición por la cocina y la creciente nostalgia de Pocho, mi esposo, por Venezuela, después de 4 años y pico viviendo fuera. Así que degustamos un banquete de hallacas, ensalada de gallina, pernil de cochino, pan de jamón, torta de pan, quesillo y marquesa de chocolate.

En fin, la idea era hacer menos aburrido el fin de año en este pueblo llamado Miami,por lo que compramos fuegos artificiales, bajamos música, cociné y cociné. En la noche vinieron varios amigos, celebramos el año nuevo a la hora de Venezuela, luego a la hora de Miami, cumplimos con supersticiones varias, comimos, bebimos, bailamos y hablamos hasta bien entrada la madrugada. Betsabé Capriles, una compañera de universidad y su hijo; mi mamá y su amiga Myriam Carreño, se quedaron a dormir acá.

Esta mañana nos despertamos más temprano de lo que esperábamos, preparé una arepas que rellenamos con pernil de anoche, tomate, guasacaca y queso blanco frito. Nos calamos un programa de televisión venezolana donde hacían un recuento de los saludos navideños del canal de los últimos 30 años. Llamamos a los amigos para darles envidia, especialmente a los que viven en zonas donde no es fácil encontrar productos latinos, ni tienen satélite para ver los canales de allá. Recibimos más visitas y pasamos el día entre chismes, sofás, hamacas, cuentos de familias, risas, llamadas. Así que el ritual del primer día del año, quedó reducido a buenas intenciones de un día de resaca.

Dado que la división de los años, dentro de la inmensidad del universo y la eternidad, es un tanto arbitraria, creo que mi ritual puede esperar un día más sin que afecte sus resultados. A lo mejor mañana me voy a la playa a purificarme y escribir mis resluciones de año nuevo.

Aquí les dejo un par de fotos de ese primer día en pijamas. En una están Myriam y mi mamá. En la otra estoy yo con Ileana, Betasabé y Alicia, la mamá de Ileana.

Feliz Año a todos. Que el universo les cumpla sus deseos y ustedes cumplan sus resoluciones.