jueves, diciembre 21, 2006

Y siguen las celebraciones

Esta vez fue la fiesta de Unión Radio y Olé Communication, que comenzó con un intercambio de regalos en la oficina y continuó con un almuerzo en Fischer Island.





Pasamos la tarde entre comida, música, baile, concursos, rifas y muchos regalos.





Con Gonzalo López Silveiro, uno de los narradores de béisbol más reconocidos en Venezuela





El equipo de la radio, Sergio Gómez jr., Lorena Mata, Fred Medina, yo y Elí Bravo.

martes, diciembre 19, 2006

La mejor hallaca

Dicen que "la mejor hallaca es la de mi mamá" y eso tiene una explicación. La hallaca, aparte de ser un plato delicioso, complejo y único, tiene un par valiosísimos ingredientes: el ritual de su preparación y la emoción de compartir. Aunque la vida moderna atenta contra la tradición, hacer hallacas es una de las cosas más ricas que hay.


Cuando estaba pequeña, las hallacas de mi casa las hacían las tías Moreno. Eran unas tías de mi abuelo que vivieron casi tanto como Matusalén y siempre hicieron hallacas para todos. Pero cuando murieron, a mi mamá no le quedó otro remedio que aprender a preparalas y enseñarnos a nosotras.


Tenemos miles de historias alrededor de la preparación de las hallacas, rituales que nos hemos inventado y hasta cargos oficiales. Por ejemplo, los novios o pretendientes nuevos que quieren entrar al clan, tienen que hacer hallacas. A los pequeños les toca poner adornos, Cuando tienen dos o tres años, ya pueden poner las aceitunas. Siempre hay quien sirva trago, ponga música y prepare una buena sopa para los cocineros.


Ahora que vivo lejos de mi familia, he trasladado la tradición a mis amigos. Así que el fin de semana de las hallacas hacemos un ventetú de lo más sabroso que termina en un buen relajo con las hallacas más ricas de Miami. Este año participaron Mayela y Jose, Alexandra, Betsabé, Lotti, Bertha, Gaby y Franklin, Domingo, Pocho y yo. Este año Gaby y el Loro estaban en Venezuela y Vicky tuvo que trabajar. Eso si, llegó justo a la hora de probar la primera tanda.

viernes, diciembre 15, 2006

Cena con los compañeros de Telemundo

Yo comparto mi tiempo entre dos trabajos: la radio y la televisión. En Telemundo trabajo en el departamento de Relaciones Públicas. Anoche salimos a cenar a China Grill, en la playa, para celebrar la Navidad.

Naomi, Isabel, Gerardo y Suzette









Suzzete, yo, Elizabeth y Alfredo.









Elizabeth, Alfredo, Audrey y Naomi.

lunes, diciembre 11, 2006

Cumpleaños de Adriana

A mi amiga Adriana le tocó venir a Miami a una reunión de trabajo, justo el día de su cumpleaños y los panas no podíamos dejarlo pasar debajo de la mesa.


Así que nos reunimos en casa, Antonieta, Elí, Pocho, Adriana y yo para compartir un rato de vinito, comida y muchos cuentos. Adriana y yo trabajamos juntas por muchos años y siempre teníamos mucho de qué hablar. Imagínense lo que será ahora que nos vemos, si acaso, dos veces al año.


Esta fue la paella que preparé para la cumpleañera mientras hablábamos pajita.

domingo, diciembre 10, 2006

Algo para recordar

Esto nos lo mandó Mimi unas horas antes de la graduación. Se trata de trozos de los ensayos presentados por cada uno de nosotros como parte de los ejercicios del concurso. Ya que he compartido tanto de ellos con ustedes en mi blog, pensé que sería una linda forma de que los conozcan un poquito más.

“Cuando al atardecer un gorrión vino volando y se estrelló contra la puerta de cristal de la terraza me di cuenta que la tragedia me rondaba. Luego sonó el timbre del teléfono. Sonó distinto, como más grave. Traía el anuncio de la muerte. Me dijeron que estaba jugando una partida de dominó, ese juego de fichas blanquinegras, palabras incandescentes y risotadas de manantial que tanto le gustaba. Con la humilde majestuosidad que siempre lo caracterizó, apartó la data y bajó la cabeza. Eso fue todo. En un instante su corazón de algodón de azúcar se quebró en mil pedazos y sus partículas de colores ascendieron en todas direcciones hacia el infinito haciendo más bonita la noche…”
Gisela

“Levantando un brazo escalofriante, la figura hundió tres falanges de hueso en las oscuras concavidades de su cabeza. Llevaba una hoz como bastón y sus piernas eran como el cuarto trasero de un carnero. -Diana, - dijo amable Guillermo.- Si esperabas visitas yo hubiese podido venir más tarde. -Despreocúpate, muchacho. – Lo tranquilizó la calavera. – A mi nunca suelen esperarme. Caigo de sorpresa. Guillermo le dio un leve codazo a su novia. -¿La conoces? -De vista. Hay una foto de ella en mis cartas de Tarot…”
Héctor

“Cuando mi padre me alzó en aquella mañana del doce de Octubre para despedir a mi bisabuela , yo tenía casi cuatro años. La ví allí , acostada en aquella caja de madera ; rodeada de cuatro cirios ; tan pálida ; tan dormida. Secretamente esperaba que abriese sus ojos , me sonriese y me recibiese en su abrazo de algodón. Pero no ocurrió. Pasé aquella mañana acurrucada en un sillón , viendo pasar a la gente cargada de lágrimas y suspiros. Intuyendo que algo había cambiado para siempre. Aquella muerte supuso el primer terremoto de mi existencia.”
Rosa

“Seguí los pasos impresos de lluvia sobre la tierra y un inmenso lago de cristal hundido entre los cerros, me estaba esperando. Sobre ese espejo me senté unos minutos y me observé sorprendida, reflejada en el rostro de mi padre. Supe, que habíamos sido tres los que emprendimos el viaje. No tuve más miedo”
Ana María



“Ya le había advertido al nuevo obstetra que era rápida y sin complicaciones. Nada de no se pierda el próximo capítulo, pero él, que tenía a su favor 15 años de experiencia, decidió que había tiempo de ir personalmente a suspender la consulta mientras me preparaban. Cuando llegó, ni siquiera pudo lavarse las manos porque ya Vicky asomaba su cabeza y yo necesitaba urgentemente pujar por última vez. -Se lo dije, doctor, y no me creyó, mis partos no son de ese tipo de novela y mis hijas no esperan.”
María Alecia

“Recordé nuestras pesquerías los domingos, las semanas de vacaciones en la playa, el día que me enseñó a lanzar curvas y su insistencia en que aprendiera a hablar más de un idioma. Lo recordé mostrándome al anciano elefante del zoológico de la Habana y, desde el malecón, un barco enorme que cruzaba el horizonte y se perdía en la inmensidad del océano. Entonces me pareció estar escuchando otra vez las historias de corsarios y piratas que él me contaba de niño, en las que él y yo siempre nos enfrentábamos a la flota de Francis Drake y el temible Barbanegra; a Hawkins y a Anne Bonny. Y así, encerrado junto a mi padre en aquella ambulancia, sentí que todo un universo moría.”
Carlos René

“Lo cierto es que uno se encuentra a si mismo cuando deja de huir. Cuando uno se da cuenta que lo más importante es aceptar quién eres con tus defectos y tus virtudes, de acuerdo, no has conseguido ser un genio de la física, o un premio Nóbel de la paz, no tienes el mismo encanto de tu hermana, tampoco eres tan bonita como tu amiga Isabel. Y a estas alturas ya has renunciado a tener el cuerpo diez de Bo Derek. Y sabiendo todo eso, te miras por las mañanas en el espejo y sonríes cómplice sabiendo que has hecho las paces contigo misma”.
Montse

“LA EXPERIENCIA MÁS SIGNIFICATIVA DE MI VIDA Vaya pregunta tan interesante, a decir verdad nunca me la había planteado. Uno habla de situaciones importantes en su vida cuando está en el colegio, en la universidad, en el trabajo, y seguramente, en medio de la emoción y con lágrimas en los ojos ha salido a relucir la frase de cajón “es el mejor día de mi vida…” Pero hoy, año 2006 aquí sentado, sólo, frente al computador, me hago una y otra vez la pregunta, que debo decir, al comienzo me pareció propia de la final de un reinado de belleza. Me siento cual maestro de ceremonia, vestido de sacoleva y micrófono en mano preguntándome: ¿Cuál ha sido la experiencia más significativa de mi vida? Las reinas sólo atinan a responder en fracción de segundos la primera estupidez que se les viene a la cabeza y todos nos burlamos y reímos. Pobrecitas!! Pero yo, el periodista, el comunicador social, el putas, llevo minutos aquí sentado rascándome la barbilla y comiendo trozos de papel, (vicio inmundo que tengo cuando pienso en solitario), no se si será un acto reflejo de querer mascar las ideas; pero lo cierto es que a diferencia de las reinas, después de varios minutos, (por no decir horas), no he podido sacar de mis entrañas una bonita respuesta”.
Diego

“El timbre sonó y fue la única vez que no hubo escondidas, ni pelotas que me cautivaran, me mantuve sentado en un banco, pensando, soñando, intentando no mancharme ni la sombra. El fin del recreo me devolvió a la realidad y fui el primero en entrar al salón. Esperé ansiosamente que todo estuviese listo y en el preciso momento en que nuestros pupitres se enfrentaron, saqué esa inmensa caja llena de lápices, repleta de un millón de colores distintos. Ella los miró, miró también la caja y simplemente desvió la vista, como si no hubiese ni lápices ni colores entre mis manos. Yo que sólo esperaba el momento donde mis manos le ofrecieran a ella el infinito de opciones de mi caja de lápices de colores, sentí algo que no pude explicar, que aún hoy no puedo explicar. Nada pasó, ella nunca pidió ni un solo marcador, yo jamás los ofrecí, ni tampoco los usé, inmediatamente guardé mi caja en la mochila y me hundí en mi hoja, en la dura tarea de un arco iris sin colores y en mis pensamientos que daban vueltas sobre una misma idea, daban vuelta sobre lápices nuevos que no pagan el precio para quebrar indiferencias”.
Max

“La habitación se abre, no puedo contener un grito, lloro. Son mis padres, nunca me había alegrado tanto de verlos, me abrazan mientras me interrogan, no digo nada, no puedo hablar. Sigo llorando. Los interrogatorios pararon, mis padres se quedan a mi lado hasta que el cansancio me vence y me vuelvo a dormir.”
Mercedes

“Al caer la tarde ya tranquilos en casa logré acercarme y tomarlo entre mis brazos, un llanto interno se apoderó de mi mientras lamentaba mi maldita costumbre de no aflorar los sentimientos, lloré por dentro, y cuando logré deshogarme comprendí, comprendí de un solo golpe que este pequeño ser que cabía en mis manos era la certeza que siempre había ansiado, era la certeza de que lo amaba más que a mi vida y que el propósito de la misma era garantizar por encima de todas las cosas su bienestar, todo, en menos de una fracción de segundo, lo comprendí todo.”
Ricardo

“Pudimos escapar de un par de ametrallamientos. Pero al aproximarnos a la embajada, advertimos que estaba rodeada de cañones. El presidente venezolano había ordenado izar la bandera a media asta en señal de duelo por la muerte de Allende y Pinochet, lo había considerado una ofensa. No era nuestro día de morir. Llegamos justo cuando se abrió la puerta del garaje para darle entrada al auto del agregado cultural de la embajada venezolana que, manoteando desesperadamente, ordenaba subir la bandera. Detrás entró el carro de Jorge.”
Elsa

“Ven y por favor trae al cura” no quería morir sin bendición. “Bien, pero me voy a tardar si tengo que pasar por el padrecito”. “No importa”, respondí, “yo espero” y colgué. En ese momento otro resplandor aún mayor me dio lucidez y un eco celestial repetía “yo espero”. La muerte no espera. Marque nuevamente y le pedí que olvidara al padre y me trajera la sopa de pollo. Cuando desperté de mi fiebre, recordé las palabras del poeta “La Muerte es de la Vida la inseparable hermana” y me di cuenta que aunque definitivamente llegará; el día y la hora sólo Dios lo sabe. Irónico, el día que creí morir, empecé nuevamente a vivir.”
Luz


Por último, un grupo fuera de serie. Los profesores que se calaron a esta cuerda de locos soñadores, lo cual dice mucho de su propia condición.

Luis Pérez Tolón, Mimi Belt, Juan Marcos Blanco, Susana Miguel, Roberto Stopello y Ana Fuentes

sábado, diciembre 09, 2006

Llego el dia de la graduacion



Seis meses pasaron desde la primera vez que nos encontramos en uno de los salones del Miami-Dade College. Kilómetros de sacrificios, miles de letras, innumerables ideas, muchas pero muchas horas de trabajo, y sobre todo una indescriptible experienca de vida. Y ahí estábamos una vez más todos juntos, de lo más juiciosos, esperando el momento final de la graduación.

Una mezcla de sentimientos: la felicidad de haber concluído un proyecto con la tristeza de saber que a partir de ese momento, cada quien volvería a sus vidas o comenzaría nuevos caminos.

Con Gisela y Max, con quien más me tocó trabajar durante el curso, esperando el inicio de la ceremonia.




Por fin me llamaron, entregué mi trabajo final y me entregaron mi placa.





Posando para las fotos entre José Vicente, Director del Miami-Dade College y Don Browne, Presidente de Telemundo.

Después que nos llamaron a todos, empezaron a entregar reconocimientos. Al primero que llamaron fue a Héctor quien se ganó el premio "Decisiones" y su trabajo final será producido en esa serie. Apenas empezaron a describir la historia ganadora, me di cuenta de quien se trataba, y enseguida empecé a botar mis primeras lagrimitas. Luego llamaron a Carlos, quien recibió el premio al trabajo de ficción para televisión, otra que me encantó y por lo tanto continuaron las lágrimas de emoción. La siguiente fue Ana María, que obtuvo el de ficción para medios digitales.

En medio de la lloradera, las palabras, los aplausos, de repente escucho que van a entregar un premio que consistía en la publicación de un libro con la editorial Atria. Todavía algo abrumada escucho algo sobre la constancia, buenas notas durante todos el curso, una gran periodista... mientras trataba de hilar lo que decían, escucho mi nombre y creo que pasó como en las transmisiones por satélite pues me tomó unos segundos recibir la señal en el cerebro y darme cuenta de que estaban hablando de mi.



Pues no me dejaron terminar de secarme las lágrimas, cuando volví a empezar.



Recibí el reconocimiento de manos de Mimi Belt, Margaret Lazo y Johana Castillo.



De nuevo fotos por todos lados, menos de la cámara mía pues justo se le acabaron las baterías.




Y otra vez, de vuelta a mi puesto, secándome la fuente. Luego le tocó el turno a Gisela, que se ganó el premio de publicación de ficción.

Roberto decía que mi lloradera se debía a que a las venezolanas desde pequeñas nos entrenan para el Miss Venezuela por lo tanto, todas sabemos manejarnos en esos momentos tan emocionantes. Yo les decía que él tenía razón, pero como en mi caso yo estaba clara que con mi estatura y el tamaño del trasero no iba pa'l baile, utilicé el entrenamiento en esa ocasión.

Que injusta he sido



No hay excusas. Yo les iba a decir que debido a la cantidad de trabajo, no he podido mantenerlos al día y contarles de mi nuevo trabajo que ya no es tan nuevo, pero no hay excusas.
Después de una década de presidenta del club de fans de Elí Bravo, me he convertido en la productora de su programa "La Radio Global" en Miami.
No todo el mundo tiene la suerte de hacer algo que le gusta y trabajar para alguien a quien admira. Para mi es muy importante, pues cada día me siento orgullosa del resultado y cada vez quiero hacerlo mejor.
En la foto estoy con Sergio Gómez Jr. quien coordina el programa en el estudio y con Elí, el día de las elecciones.

Y volvimos a perder


Como el chiste aquel, jugamos como nunca y perdimos como siempre.


Tanto la campaña como la organización para las elecciones fueron excepcionales. Tuvimos un operativo de cobertura especial en la radio y nos lanzamos con todo.


En Miami, todo transcurrió en calma, con mucho entusiasmo, con solidaridad. Por un momento, hasta sentí que ya habíamos ganado. Hasta que llegó el momento de la verdad y nos quedamos, otra vez, en estado catatónico.


Nunca entenderé como llegamos hasta aquí, pero lo que es peor, no tengo ni idea de cómo salir de esto.


¿Será que hay mucho más gente de acuerdo con Chávez de lo que soy capaz de imaginar?

sábado, diciembre 02, 2006

Esta vez le toco a Claudio

Ustedes dirán: "¿Estos lo único que hacen es comer?". Pues no tanto como lo único, pero lo hacemos todo los días y cada vez que podemos, con amigos. Casi siempre me toca cocinar, pero esta vez, le tocó a Claudio. Él y Liliana vinieron de Buenos Aires a visitar a Héctor y acompañarlo en la graduación. Como todo buen chef, disfruta cocinar aunque no le paguen. Así que esa noche nos preparó un delicioso rissoto con salmón.

Claro, mientras picamos un poquito. Héctor, Montse, Claudio, Liliana y Betsabé.






Mi querido Héctor el boricua, también conocido como Almohadita (no pregunten) y Álvarito.






Todos juiciosos en la mesa escuchando las palabras de Claudio.






No sé que estaba contando Pocho, pero todos estaban de los más concentrados







Pero ya está bueno de cháchara y a comer se ha dicho, especialmente Felipe a quien cariñosamente le decimos San Blas (por aquello de ya comiste y ya te vas)





Esperamos que pronto se repita y ojalá sea en Buenos Aires.