jueves, febrero 23, 2006

Mis chicas de concurso

Cuando estaba joven solía decir que esos concursos de belleza eran ridículos para mujeres superficiales y tontas, y no me perdía un Miss Venezuela para burlarme. Claro, se podrán inmaginar el panorama: en aquella época, mi estatura no recordaba a Salma Hayek sino a Nancy Ramos, mi trasero no lo comparaban con el de J. Lo sino con el de Lila Morillo y mi boca no era la de Angelina Jolie sino la de Raquelita Castaño. ¿Qué se podía esperar de mi? Por supuesto que me parecían una cuerda de tontas, frívolas que no tenían nada en la cabeza y lo único que les quedaba en la vida era menterse en uno de esos concursos a ver si pescaban algún marido rico que las matuviera. Y ni hablar de cuando se pusieron de moda las cirugías plásticas. Además, contaba con el apoyo de mi madre que reforzaba todos mis argumentos. Imagínense que ni siquiera nos compró Barbies porque le parecían demasiado superficiales para unas niñas en formación.

Pero la naturaleza, que es sabia, se encargó de recompensarme y me mandó unas hijas altas, delgadas, hermosas e inteligentes. Entonces cambió el panorama, ahora no puedo entender como Gaby con ese tamaño y ese cuerpo, se niega a modelar, mientras sigo como la más locas de las fanáticas los pininos de mi bebé, Vicky. Ya comenzó con pequeñas incursiones en telenovelas y en menos de una semana estará desfilando en Mansion como la Chica Carabobo en el concurso Chica Venezuela USA. Ayer se abrió una votación digital en www.lamegarumba.com y yo plantada monitoreando la página, además de haber comenzado una campaña masiva entre mis amigos y familiares. Mi mamá, que les puedo decir... en pocos días se monta de nuevo en un avión porque no se piensa perder el concurso en vivo y en directo. Es más, Annelie y yo estamos pensando en promover la creación de un concurso para cuarentonas cuyo premio sería un "extreme make over" y, por que no, que sirva como puente para conseguir un buen marido a quienes están solas. La fiebre de la belleza se ha apoderado de mi, ahora que la sabia naturaleza me ha recompensado... ¿O será aquello de que la lengua es el castigo del cuerpo?

fotos de la fiesta

Por fin me llegaron las fotos del baby shower que me habían prometido, así que ahí van algunas


Freddy, Gian Carlo y Luis


Freddy, Minú, Carolina y Marcel


Gustavo, el padre de la criatura, cantando (con unos tragos encima)


Olga, la madre, escuchando su serenata


Pochito, Pongy, yo, Gaby y Nelson

miércoles, febrero 22, 2006

Sigue la vida social

Cuando pensé en llevar mi diario virtual, realmente no pensaba en que fuera una versión de la Hola, plebeya y digital, pero la verdad es que mi vida social ha tenido un repunte últimamente y los niveles de instropección han bajado.
El viernes pasado Minú cumplió años, pero de eso no puedo contarles porque me quedé dormida y no fui. (Sorry Minú)
Sin embargo, el sábado fue el baby shower de Olga quien aprovechó de celebrar su cumpleaños también y a eso si fui. Pues nada que ver con los baby showers de antes con jueguitos de medir barriga y esas pendejadas. Esta fue una fiesta de lo más sabrosa con full comida, barman, música en vivo, mucho baile, mucho chisme y muchos tragos. Por supuesto, no podía faltar los cantantes improvisados envalentonados (no necesariamente entonados) por los tragos. Definitivamente, Eduardo va a llegar a un hogar muy feliz y sobre todo rumbero con esa madre puertoriqueña y padre maracucho. Las fotos me las debe Nelson porque yo no llevé cámara. A ver si algún día las manda.
El domingo estuvo el día divino. Claro que me perdí la mitad durmiendo la rumba. Me levanté a mediodía y fuimos a buscar a David, el esposo de mi prima que había venido a Miami al Boat Show. Estuvimos en el jardín tomando cerveza hasta la hora de llevarlo al aeropuerto. Al regreso compramos un pescadito y decidimos prepararlo a la parrilla con ensalada y vegetales, para aprovechar el buen tiempo. También aproveché la vinagreta cítrica que me había quedado de un salmón que preparé siguiendo una receta de Sumito para aderezar la tilapia e invité a Betsabé Capriles y Alicia Plaza que venían de la playa. La tarde fue una ricura. Hablamos pajita y brindamos por lo que viene. Betsabé y yo estamos planeando concretar un sueño de ambas. Ya les contaré cuando esté más avanzado el proyecto.

sábado, febrero 11, 2006

Mi Hijas



Hoy estaba revisando el blog y dos cosas me asombraron de mi misma: una fue lo solemne que estoy y lo otro es que no he hablado de mis hijas. Yo que soy la orgullosa madre de un par de bellezas, inteligentes y hasta bien portadas. Bueno, las dos tienen su carácter, lo cual hace que esta casa viva casi a diario explosiones que luego se aplacan y terminan con una abrazo de hermanitas hablando como un par de pendejas.

Gabriela y Victoria son mis retoños.


Gaby tiene 19 años, estudia cine en Miami Dade College y hoy terminó de el rodaje de su primer corto. Bueno, en realidad en esta ocasión actuó. Hizo el papel de Natalia, una chica argentina y aunque no la hemos visto, suponemos que es buena. Digo, porque una argentina de verdad la seleccionó para hacer el papela pesar de ser venezolana.


Vicky tiene 16 y estudia bachillerato en el Doral Academy. Esta en el honor roll del colegio, en la coral en el club de francés y ahora es Chica Carabobo en el concurso Chica Venezuela USA que se realizará acá en Miami el próximo 2 de marzo y para lo cual sus orgullosos padres ya están haciendo campaña.

Así que quedan presentadas y ya seguirán leyendo sobre ellas.

domingo, febrero 05, 2006

Entre dos mundos

Vivir en Miami es como vivir en dos mundos a la vez (¿o tres o cuatro...?). A veces te sientes en casa, otras sientes el extranjero profundo. Normalmente pasas del mundo latino al gringo, pero otras veces se mezclan.
Anoche fuimos a ver Julio Bocca y su espectáculo Bocca Tango. Fue una de esas típicas veladas caraqueñas que solíamos tener. Eduardo tenía entradas extras, nos avisó e hicimos un grupo de diez: Betsabé, su hijo Federico, Tato, Yismar, Eduardo, Mercedes, Antonieta, Renato, Pocho y yo. Nos vestimos lindo (algo poco frecuente en una ciudad tan playera, aunque no vivas tan cerca del mar) y nos fuimos el Jackie Gleason en South Beach. El teatro estaba lleno de una mezcla de argentinos, otros latinos, norteamericanos, alguno que otros acentos e idiomas. Es una lástima que no llevara la cámara, porque realmente estábamos lindos y felices. El espectáculo fue una belleza. Tanto la música como el baile era una mezcla entre lo clásico y lo moderno. Ballet y tango clásico con danza contemporánea, tangos de Gardel y Lapera con otros de Astor Piazzola. Además, Julio Bocca no nos defraudó. Parece que el hecho de que le quede un poco menos de dos años para su retiro de los escenarios, le añade intensidad a sus presentaciones. En fin, a pesar de que pasamos unas horas fantásticas que agradecimos infinidad de veces a Eduardo, en realidad no es mi intensión hacer una crítica artística. El asunto es que todos regresamos por un rato a nuestro sentimiento latino, rodeados de amigos que nos recuerdan que somos una colonia, que tenemos una historia antes de y disfrutamos de esos pequeños encuentros en los que parece que hablaramos en clave. Después de la función fuimos a celebrar que a Betsabé le dieron el asilo, y aunque tenía en mente un vinito, terminamos en una heladería tomando chocolate claiente y comiendo helados.
Hoy era uno de esos días sagrados en el calendario gringo. Se celebraba uno de los eventos más tradicionales de esta gran y civilizada nación: el Super Bowl. La verdad es que como deporte no me interesa en lo absoluto. Por más que me lo expliquen no le encuentro emoción a un grupo de forzudos, todos feos (creo que es una de las reglas del juego que tiene muy honradas excepciones), dándose golpes y brincando uno sobre otro hasta que alguien logra escapar de la pila con la pelota (que no es redonda) y llega hasta la meta para anotar un gol. Pero lo que más me desconcierta es la cantidad de estrategias que trazan para hacer lo mismo. Lo que si me fascina es el significado del Super Bowl para la sociedad norteamericana y, como buenaa venezolana, me encanta el carácter festivo que tiene. Es rico ver a la gente preparándose, lo cual muchas veces incluye la compra de un televisor nuevo, la expectativa de la gente por las cuñas que van a presentar que supuestamente son las mejores del año y pagan desde 2 millones y medio de dólares por cada 30 segundos, y por supuesto, la presentación de la mitad de tiempo que este año estuvo a cargo de los Rolling Stones. Por eso no me pierdo el tradicional BBQ en casa de Pongy, un amigo puertorriqueño a quien llamamos cariñosamente El Portorro, fanático del Fútbol Americano y de las rumbas. Así que todos los años monta un proyector y una pantalla de cine en el jardín de su casa y pone la parrillera a funcionar por todo el tiempo que dura el juego. Para asistir basta con recibir una invitación de su parte y llevar un six pack de cerveza o simplemente que alguien te pase el dato (no le importa recibir a completos desconocidos mientras sean panas y lleven su six pack). Como es de esperarse en una ciudad tan mezclada, no era la única que no entendía un carajo, pero todo el mundo disfrutó del evento. Por cierto, creo que ganó Pittsburgh y creo que perdieron los de Seattle. Igual, seguro que durante un mes estarán hablando del tema en todos lo medios, aunque este año nadie enseñó la teta en el medio tiempo como los hizo hace dos años Janet Jackson. De eso si tengo fotos.

El gentío alrededor de la parrillera. Entre ellos dos conocidos puertorriqueños, el ex menudo Johnny y el actor Oswaldo Ríos










Con el anfitrión y Olga, otra gran amiga boricua










Gustavo, Gaby y Olga












Con Mercedes, Gustavo y Olga